lunes, 9 de febrero de 2015

Sobre el internet de las cosas, la música y el entretenimiento


¿Qué objetos cargas diariamente contigo? Accesorios, dispositivos de comunicación, de entretenimiento… ¿Qué electrodomésticos o dispositivos utilizas con más frecuencia en casa, en tu coche o en la oficina? Televisores, ordenadores, lavadoras, cafeteras… ¿Cuántos de estos objetos, accesorios, dispositivos o electrodomésticos pueden estar “conectados” a internet? De entrada, tu ordenador personal, tu móvil, tu televisión. ¿Y qué tal si también la lavadora, la secadora, la cafetera o hasta el microondas tuvieran esta conexión?

De esto se trata el internet de las cosas o el internet en las cosas. Si ponemos el asunto en perspectiva, casi toda la información que encuentras surfeando en la red tiene un origen humano; es decir, la mayoría de la información en internet depende de nuestra contribución. Como si fuera un gran documento wiki, una suerte de enciclopedia universal que actualizamos y alimentamos todos los días.
Ahora, ¿qué sucedería si todas las cosas en nuestro entorno alimentaran automáticamente la información en la supercarretera? Vamos a la parte histórica y técnica del concepto. A finales de la década de los 90, Kevin Ashton, investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) realizaba investigaciones en el campo de la identificación por radiofrecuencia en red (RFID) y tecnologías de sensores. Etiquetar digitalmente objetos y lugares físicos, y a través de sensores recuperar la información que éstos aportan de su entorno y su uso. Algo así como la aplicación para encontrar tu iPad extraviado o hacer Check-in en tu restaurante o bar favorito en Foursquare o Swarm.

Se estima que para el 2020 alrededor de 26,000 y 50,000 millones de dispositivos y entornos estén conectados a internet. Y en el caso de la industria del entretenimiento no hay excepción. Imagina un estudio de grabación que almacene automáticamente todas las sesiones de grabación en la red de manera que no se pierda ninguna toma. O un instrumento musical que registre y almacene permanentemente información sobre el desempeño de su ejecutante, nivel de volumen, precisión de notas, etc.. Esto es ya una realidad.

El internet de las cosas representa nuevas formas de monetizar la industria de la música y el entretenimiento. En algunos festivales musicales, los boletos para ingresar son brazaletes inteligentes que recopilan información sobre el flujo de los asistentes, la permanencia de éstos frente a un escenario, incluso su consumo de alimentos y bebidas durante el evento. En algunos otros, incluso se ha llegado a vincular dicho brazalete con los datos de alguna tarjeta bancaria, de manera que cargar efectivo al asistir a un festival podría volverse ya prácticamente innecesario.

Son tiempos en que se están rompiendo paradigmas respecto a la producción y consumo de música y entretenimiento. Alguien comenta que habrá que abrazar estos tiempos en el interés de revolucionar la industria.  Alguien más replica que esto cada vez se parece más al Gran Hermano, ¿tú qué opinas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario