En el 2014, Lazaretto, la más reciente producción de Jack White, se
convirtió en el disco de vinilo más vendido en los últimos 20 años. En su
primera semana vendió 40,000 copias y concluyó el año con poco más de 60,000
unidades, superando a Vitalogy de Pearl Jam.
Históricamente nos encontramos en el punto en el que comprar música en
formato físico es sólo una opción y no la única forma de poder adquirirla. Aun
así, el vinilo está de moda y esto no es ninguna novedad, ha resurgido apoyado
por el trabajo creativo de los talentos y por iniciativas de marketing como el
Record Store Day.
Pregunté a Luis Fara, compositor y músico de la agrupación Quiero Club y
productor musical qué pensaba sobre el resurgimiento del vinil, -creo que parte de dos factores (el
resurgimiento): la búsqueda de un sonido más puro y la necesidad de tener
físicamente una pieza única, que bien puede ser coleccionable por sus
características o simplemente por la "rareza" del formato. Se me hace
interesante que sea un formato que está tomando importancia en un sector de la
población que es muy joven para haber vivido la experiencia del "mueble"
en la sala o estudio de casa de tus papás o abuelos. Pero creo que puede ser
producto de la rebeldía propia de cada generación-.
Regresando a Lazaretto de Jack White. Incluye dos temas inéditos que
sólo aparecen en la versión de vinilo, 1 tema oculto a 78 RPM, otro a 45 RPM,
el disco funciona a tres velocidades, la cara A se reproduce desde dentro hacia
afuera. Ambas caras terminan con una ranura cerrada que hace que el disco siga
sonando con un loop eterno. En la cara A aparece un holograma de Tristan Duke
de Infinity Science, el primero de su estilo en un disco de vinilo. Compresión
cero en la mezcla, masterización y edición, más una larga lista de special features.
La realidad es que el público demanda una experiencia musical que lo
conmueva, que sea lo más completa posible; un plus, un valor agregado al
trabajo creativo. Los consumidores de música son también consumidores de
contenido.
Y, ¿qué con las descargas digitales Luis?, -los nuevos servicios de streaming de música están a punto de desplazar
por completo las descargas digitales. Esto suma al factor de "tener"
la música. Decir que algo nos pertenece pesa en el orgullo humano, supongo. Los
servicios de streaming nos permiten la movilidad de la música que nos gusta,
permitiéndonos tener una "radio a la carta". Esto ya no está
condicionado a la disponibilidad de redes inalámbricas gracias a la capacidad
de almacenamiento "offline". De ahí que las descargas digitales estén
condenadas a desaparecer eventualmente”-.
¿Hacia qué formato te inclinas; físico o digital? Luis continúa, -uno por su calidad sonora y carácter
coleccionable; el otro por su movilidad. Finalmente, ya es una competencia,
pero que no representa una amenaza real debido a que el porcentaje de gente
usando estos servicios aún no es significativo. No hay que olvidar que para la
mayoría de los artistas con control total de su música, desde nosotros hasta
Jack White, nos beneficiamos infinitamente más de la venta directa de música,
ya sea por medio de descargas digitales o de la venta de discos-.
Existen muchos románticos que nunca dejaron de coleccionar vinilos. Vienen
a mi mente algunos cuestionamientos y comentarios que plantea María Godoy,
colega en el ámbito de la comunicación y especialista musical, -¿Está poniendo de manifiesto esta tendencia
que la perfección y disponibilidad 24/365 del streaming nos abruma?, ¿hemos
perdido la capacidad de valorar y queremos recuperarla? Desde luego, en lo que
respecta a la variedad de propuestas y formatos, es un buen momento para ser
público y amante de la música. Parece evidente que hoy, más que nunca, para
triunfar o seguir manteniendo un lugar en el mundo de la música, hay que saber
dar un buen espectáculo-.
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