lunes, 12 de enero de 2015

La era del streaming en la industria musical…


¿Y tú, cómo consumes música?, ¿aún acudes a alguna tienda de discos a comprar la edición física del último lanzamiento?, ¿tienes suscripción a alguna plataforma de música a la carta?, ¿Spotify, Deezer?, ¿prefieres poseer el disco físicamente o te da lo mismo? Sin duda alguna, la tecnología determina enormemente la manera en la que creas (si eres músico o compositor), distribuyes (si eres sello discográfico o artista o proyecto independiente) o consumes música; desde siempre.

Desde su desarrollo el siglo pasado internet ha sido determinante en la evolución y desarrollo de la industria musical, sobre todo a nivel distribución y consumo, los costos por estos conceptos definitivamente no son los mismos; ni para el consumidor final ni para el talento o sello discográfico. Se ha pasado de la venta física de discos al pago de regalías por conteo de reproducciones en plataforma digital, así funciona ahora la cosa.

Veamos las implicaciones tanto para el consumidor como para el productor o talento. Para el talento o artista el vivir en plena era del streaming (o escucha musical en línea) significa uno de tres escenarios: lanzar su producto directamente a través de la plataforma digital, apoyarse en la plataforma y generar un lanzamiento por etapas o definitivamente retirar su proyecto de la plataforma; y esto sucede en todos los niveles, desde el talento independiente hasta Thom Yorke y Taylor Swift; esta última optó por retirar todo su catálogo musical de Spotify hacia el último trimestre de 2014.

¿Cómo funciona una plataforma musical de streaming? El asunto es poco complicado, todo el dinero que ingresa va a un gran bote; la plataforma se queda con un porcentaje del total y el resto se distribuye entre los talentos y artistas de manera proporcional y en función al número de reproducciones de su música. Esto quiere decir que más gana quien más reproducciones musicales acumula. Pero, ¿es éste un modelo equitativo y justo para talentos y seguidores? Así lo parece; sin embargo, hay algunos aspectos a considerar.

Una plataforma de streaming no genera dinero de las reproducciones, paga dinero por éstas; su fuente de ingresos son las suscripciones; aquí el inconveniente para talentos en el modelo de negocio planteado. Digamos que una suscripción cuesta $10.00 pesos, de esa cantidad la plataforma se queda con $3.00 pesos y los siete restantes de distribuirán entre el talento en función de las reproducciones que obtengan. Cada plataforma fija su tarifa por reproducción, digamos que en este caso es de $0.001, un centavo por cada vez que se reproduce el tema.

Si a ti te gusta escuchar a “Los Picadientes de Caborca”, agrupación independiente que ha colgado sus temas en la plataforma y pagas tu suscripción ellos sólo recibirán un centavo por cada reproducción, ¿y qué pasa con los $9.99 restantes? Irán a pagar a los bolsillos de los talentos más populares en la plataforma. El recurso que ha sido generado por una agrupación independiente de dividirá entre unos pocos proyectos que gozan de gran popularidad. Los que generan más reproducciones son los que generan más dinero.

Gran parte de lo que pagas en suscripción irá a parar a los bolsillos de otros talentos aún y cuando no los hayas escuchado. Así funciona el negocio. Un modelo menos agresivo para talentos emergentes e independientes sería que la plataforma pague en base a cantidad de suscriptores y no de reproducciones, pero ¿estarán dispuestos los servicios de streaming a cambiar el modelo?

Por eso, ¿eres músico, sello independiente o consumidor final? Vale la pena tener esta información. Muchas veces estas plataformas suelen ser sólo un paso en la estrategia y los planes de promoción para un proyecto.



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