miércoles, 25 de febrero de 2015

Fernando Sandoval habla de The Broken Flowers Project

The Broken Flowers Project es el nombre del proyecto que Fernando Sandoval comparte con César Gudiño de Sussie 4. La dupla lanza su placa debut "1972", de la cual des desprende el sencillo "Días desiertos", el que cuenta con la colaboración vocal de David Velasco, vocalista de la también banda tapatía Porter.

El disco incluye interesantes colaboraciones de Eddie González (Wolfy), Flip Támez (Jumbo), Omar Góngora (Kinky), Jonás y Alejandro Rosso (Plastilina Mosh).

Aquí la entrevista para Ruido en EXA:


miércoles, 18 de febrero de 2015

Camilo VII, una propuesta ecléctica


Camilo VII es un proyecto musical integrado a finales del 2013; sin embargo, sus alcances en tan corta trayectoria los han llevado a ser invitados por Kings Of Leon para abrir el concierto en la ciudad de Guadalajara de su Mechanical Bull Tour. Este año, van también al Vive Latino. 

Aquí la entrevista para Ruido en EXA.



El Presidente de Priscila y Quique

Priscila, voz y guitarra de la agrupación regiomontana Quiero Club comparte créditos con Quique Rangel, integrante de Café Tacuba; en el proyecto "Presidente". Han lanzado ya su EP debut "La gran magia" y el single "Tapiz" comienza a escucharse en radios en todo México.

Aquí la entrevista para Ruido en EXA:


lunes, 9 de febrero de 2015

Los hits del 2014, quiénes los crearon y cuánto ganaron


“Happy” de Pharrell Williams ocupó el primer lugar en ventas en tres continentes durante 2014.  En un análisis mostrado por el portal musicbussinesworldwide.com sobre los hits de 2014, “Happy” aparece en primera posición en los charts de singles más vendidos durante 2014 en Estados Unidos, Reino Unido y Australia. El corte básicamente dominó las tocadas en radio en los tres continentes y acumuló 553 millones de reproducciones en YouTube.

Y eso no es todo, el tema principal de la película “Mi villano favorito 2”, fue el único dentro del Top 10 de ventas de dichos países en ser escrito y compuesto por una sola persona, Pharrell Williams. De acuerdo al citado análisis comparativo realizado por MBW, en 2014 el resto de los hits en el Top 10 de ventas en los territorios ya mencionados, fueron creados por 2 o más personas en coautoría. Si hablamos del compositor más exitoso del 2014, tendremos que citar a Dr. Luke (Lukasz Gottwald), que aparece en “Dark horse” de Katy Perry ft. Juicy J, tercera posición en el Top 10 en Estados Unidos; “Timber” de Pitbull ft. Ke$ha, número 9 en Reino Unido y “Ugly heart” de G.R.L., número 10 en Australia.

El compositor Max Martin también destacó durante 2014, pues fue el único en colaborar en dos cortes dentro del Top 10 en Estados Unidos. Además de aparecer en “Dark horse”, compartiendo crédito con otros cuatro colegas, participa en “Shake it off” de Taylor Swift, con la misma Swift y un colega más.

Otros hits compartieron coautoría con hasta 16 compositores, tal es el caso de “Timber”, que aparece en la novena posición sólo en el chart de Reino Unido.

Ahora vienen los números, de acuerdo a Sony/ATV, editora que gestiona los derechos de autor de Pharrel Williams, “Happy” generó 2,700 dólares en regalías por 43 millones de reproducciones en Pandora. Si “Timber” hubiera generado la misma cantidad, ¿cuánto le tocaría a cada uno de quienes participaron la creación del corte?

Sin duda esto es un tema de coautoría, pero también de pago de regalías por reproducciones en plataformas de streaming. De acuerdo al portal Industria Musical, “Wake me up” de AVICII, una de las composiciones más exitosas de estadounidense Egbert Nathaniel Dawkins III, mejor conocido como Aloe Blacc, generó 12,359 dólares en derechos de autor por 160 millones de reproducciones en Pandora. De los cuales a Dawkins III sólo correspondieron 4,000, pues compartió autoría con otros dos colegas.

El compositor se manifestó al respecto: “La ironía de la situación actual es que nuestra música está siendo disfrutada por más personas, en más lugares y escuchada en más plataformas (principalmente digitales), ahora más que nunca. Nuestro trabajo claramente tiene valor, por supuesto, sino no tuviese tan alta demanda. Si es así, ¿por qué los compositores nos son compensados de una manera más justa en el mercado? En parte el problema yace en que los servicios de la música digital que ven esta ventaja financiera están peleando fuerte para mantener el statu quo actual y evitar cualquier reforma de impacto”.

Sobre el internet de las cosas, la música y el entretenimiento


¿Qué objetos cargas diariamente contigo? Accesorios, dispositivos de comunicación, de entretenimiento… ¿Qué electrodomésticos o dispositivos utilizas con más frecuencia en casa, en tu coche o en la oficina? Televisores, ordenadores, lavadoras, cafeteras… ¿Cuántos de estos objetos, accesorios, dispositivos o electrodomésticos pueden estar “conectados” a internet? De entrada, tu ordenador personal, tu móvil, tu televisión. ¿Y qué tal si también la lavadora, la secadora, la cafetera o hasta el microondas tuvieran esta conexión?

De esto se trata el internet de las cosas o el internet en las cosas. Si ponemos el asunto en perspectiva, casi toda la información que encuentras surfeando en la red tiene un origen humano; es decir, la mayoría de la información en internet depende de nuestra contribución. Como si fuera un gran documento wiki, una suerte de enciclopedia universal que actualizamos y alimentamos todos los días.
Ahora, ¿qué sucedería si todas las cosas en nuestro entorno alimentaran automáticamente la información en la supercarretera? Vamos a la parte histórica y técnica del concepto. A finales de la década de los 90, Kevin Ashton, investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) realizaba investigaciones en el campo de la identificación por radiofrecuencia en red (RFID) y tecnologías de sensores. Etiquetar digitalmente objetos y lugares físicos, y a través de sensores recuperar la información que éstos aportan de su entorno y su uso. Algo así como la aplicación para encontrar tu iPad extraviado o hacer Check-in en tu restaurante o bar favorito en Foursquare o Swarm.

Se estima que para el 2020 alrededor de 26,000 y 50,000 millones de dispositivos y entornos estén conectados a internet. Y en el caso de la industria del entretenimiento no hay excepción. Imagina un estudio de grabación que almacene automáticamente todas las sesiones de grabación en la red de manera que no se pierda ninguna toma. O un instrumento musical que registre y almacene permanentemente información sobre el desempeño de su ejecutante, nivel de volumen, precisión de notas, etc.. Esto es ya una realidad.

El internet de las cosas representa nuevas formas de monetizar la industria de la música y el entretenimiento. En algunos festivales musicales, los boletos para ingresar son brazaletes inteligentes que recopilan información sobre el flujo de los asistentes, la permanencia de éstos frente a un escenario, incluso su consumo de alimentos y bebidas durante el evento. En algunos otros, incluso se ha llegado a vincular dicho brazalete con los datos de alguna tarjeta bancaria, de manera que cargar efectivo al asistir a un festival podría volverse ya prácticamente innecesario.

Son tiempos en que se están rompiendo paradigmas respecto a la producción y consumo de música y entretenimiento. Alguien comenta que habrá que abrazar estos tiempos en el interés de revolucionar la industria.  Alguien más replica que esto cada vez se parece más al Gran Hermano, ¿tú qué opinas?